Para Ti
“Para nosotros, los que no creemos que exista un mas allá y no tenemos más dios que el ser humano en su más alta dignidad, la inmortalidad solo puede existir en el recuerdo que de los otros deja nuestra vida...”
(Pepe V. Feijóo)
Vivimos en un mundo de ires y venires, deberes y juegos varios en los cuales estamos absolutamente inmersos en horarios que determinan el día a día de nuestras vidas... rutina dirían algunos, pero sucede, en algunas ocasiones, que esa rutina no es tan normalizada como parece, es entonces que la magia se hace presente y teje, con hilos de seda fácilmente rompibles, relaciones interpersonales que aparecen en base a esos mismo deberes o juegos antes mencionados... Y, de ahí, que los más diversos personajes aparezcan en la vida de los humanos, muchachas que te ven como nunca pensaste te verían y sacan a relucir las más grandes y extrañas cualidades de cada ser, así como muchachos que convierten la rutina en algo absolutamente nuevo y divertido y es a través de esas personas que construimos la inmortalidad, porque no son sino ellos quienes recordarán esos detalles desconocidos para muchos que te caracterizaron como quien eres hoy... en otras palabras, la rutina de la vida es lo fantástico de la novedad rutinizada...
Sucede que me ha tocado conocer a un creador de inmortalidad el cual, en éstos momentos, carece de creación de recuerdos de vida. Lo cual no significa que no los posea, sino que, en éste preciso instante terrenal o metafísico, el ser de la mente no recurre a los oscuros pasadizos de la memoria. El porqué sucede dicho suceso aún lo desconozco, puede ser –absolutamente especulando- que se dé por un temor interno al fracaso, o que la simple rutina no haya permitido ver la magia de lo fantástico de la novedad rutinizada, entonces, creo, que se da un fenómeno peculiar, entre esas personas que conocemos entre deberes y juegos hay una muchacha que, desconociendo recuerdos, está dispuesta a ayudar dentro de lo que las posibilidades le permitan ahondar en la creación de inmortalidad al creador de la misma, y aunque el tiempo terrenal es muy corto, los momentos pueden ser eternos y es ahora que se dá un momento para llamar a la creación durante el tiempo que dure, más tarde o más temprano, el momento de la creación... es decir, el momento puede ser eterno dentro de lo corto de la vida. Cuando el tiempo necesario haya transcurrido llegará el momento exacto en que la creación se haga presente y, como una ráfaga de viento, la inmortalidad quedará plasmada en un montón de hojas entintadas con memorias abandonadas que resurgen a la vida para quedarse en el imaginario eterno de quienes lean esas palabras.
Y ese libro va a ser eterno.